viernes, 11 de diciembre de 2015


Erotismo en 
El nombre de la rosa

Por: Guillermo Pérez La Rotta



En esta novela el lector encuentra una variedad extraordinaria de registros que aportan claves para interpretar el final de la Edad Media en Europa. Es una obra que presenta un panorama detallado y profundo de las condiciones de transformación y lucha ideológica que ostentaba la cristiandad durante el siglo catorce. Detrás de la trama policíaca, en medio de los extraordinarios diálogos acerca de la manifestación del plan divino en la tierra, y de sus consecuencias políticas, nosotros hemos leído la novela como un texto que dramatiza un conflicto acerca de los sentidos vitales de Eros. Aunque dicha palabra no aparece en el libro, la traducimos en el deseo de saber de Guillermo de Basquerville, que busca conocer los designios de Dios en la tierra para hacer feliz al hombre, la encontramos en el interés vital de unos monjes que aspiraban a leer el libro de Aristóteles sobre la risa y la comedia, para deleite de su gusto, pero también como forma de acceso a la verdad divina, la descubrimos en la misma comedia como expresión excelsa de la vida, que al representarla de una manera irónica, podría penetrar en su verdadera realidad, la advertimos en el misticismo exaltado de Ubertino da Casale, en la bestialidad de Salvatore, en la lujuria inquisitorial de Bernardo Gui, o en la autoritaria negación de Jorge, quien creyendo salvaguardar una verdad revelada de los embates de la crítica, cayó en el desenfreno del crimen.