sábado, 24 de marzo de 2012



Observaciones fenomenológicas sobre la imagen
Ponencia presentada en el III Congreso Colombiano de Fenomenología. Cali. Univalle. 2010
Publicada en el Anuario Colombiano de Fenomenología. UIS. 211


   "El enigma reside en que mi cuerpo es a la vez vidente y visible. Él, que mira todas las cosas, también se puede mirar, y reconocer entonces en lo que ve el «otro lado» de su potencia vidente".
Maurice Merleau-Ponty. El ojo y el espíritu.


Sueño de una tarde dominical en la alameda
Diego Rivera

Procuraremos mostrar cómo el problema de la imagen, nos lleva a postular el valor de lo imaginario de el doble, en el seno de la cultura. En el camino advertiremos dos modalidades de la imagen: la mental, como fundamento residente en el espíritu, y la pictórica, como una de sus proyecciones objetivas. Para Merleau-Ponty el cuerpo puede existir como enigma, porque participa estratégicamente de un sistema de intercambios tácitos y manifiestos con el mundo natural y social, trama que este fenomenólogo ha llamado Carne en diferentes textos, buscando hacer explícito el Ser Sensible del que estamos hechos los humanos en el mundo 1, y porque las vinculaciones entre cuerpo y mundo tienen un carácter explícito, pero a la vez una densidad infinita como experiencia en el espacio y el tiempo 2. La definición capital podría ser el hecho de que el cuerpo es una instancia ontológica y existencial que consiste en recibir y expresar 3, pero lo hace siempre desde una profundidad de sentidos manifiestos y latentes, y no de una forma total, sino desde lo horizóntico. Existe, para el caso que nos ocupa de lo visible y lo vidente, y de sus relaciones con lo invisible, una forma de elaboración expresiva del cuerpo, un trazado interior, que el cuerpo realiza desde la experiencia perceptiva que tiene del mundo, como afinidad estructural; entonces podemos reconocer en nosotros el trazado de la luz, el color, las formas de cosas y mundo. Al generarse ese eco interior, se le devuelve sentido al mundo desde la visión, y el discernimiento de aquello que se ha elaborado, incluso en una visión que no hace reflexiones explícitas y sólo ve, pues en actitud natural, cualquiera de nosotros hace a la vez proyecciones de sí y evaluaciones instantáneas que ostentan un saber y una afectividad en el ver.